Cómo ser SANTOS


Benedicto XVI
Zenit


El luminoso ejemplo de los santos despierta en nosotros el gran deseo de ser como ellos, felices de vivir junto a Dios, en su Luz, en la gran familia de los amigos de Dios.

Ser santo significa vivir en la cercanía de Dios, vivir en su familia, y esta es la vocación de todos nosotros, confirmada con vigor por el Concilio Vaticano II.

¿Cómo podemos convertirnos en santos, amigos de Dios?

A esta pregunta se puede responder, ante todo, con un enunciado negativo: para ser santos no es necesario realizar acciones y obras extraordinarias, ni poseer carismas excepcionales. Luego viene la respuesta positiva: es necesario ante todo escuchar a Jesús y después seguirle, sin desalentarse ante las dificultades.

La experiencia de la Iglesia demuestra que toda forma de santidad, si bien sigue caminos diferentes, siempre pasa por el camino de la cruz, el camino de la renuncia a sí mismo. Las biografías de los santos describen a hombres y mujeres que, siendo dóciles a los designios divinos, afrontaron en ocasiones pruebas y sufrimientos inenarrables, persecuciones y martirios.

El ejemplo de los santos es para nosotros un aliento a seguir los mismos pasos y a experimentar la alegría de quien se fía de Dios, pues la única causa de tristeza y de infelicidad para el hombre se debe al hecho de vivir lejos de Él.

El camino que conduce a la santidad es presentado por el camino de las Bienaventuranzas. En la medida en que acogemos la propuesta [de Cristo ndr.] y le seguimos -cada uno en sus circunstancias- también nosotros podemos participar en la bienaventuranza.

Con Él lo imposible se hace posible.

Comentarios

Chary Serrano ha dicho que…
Me ha gustado vistar este blog. Hoy en dia parece que estas cosas sobre la religión ya están caducas, pero a mi me gustan. Es mi fe y las llevo por bandera. Suerte en los premos 20blogs.

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